Del 6 al 12 de octubre de este
año se ha celebrado en España la SEMANA
MUNDIAL DE LA LACTANCIA
MATERNA. En realidad, la fecha “original” de celebración es
del 1 al 7 de agosto de cada año. Esta celebración fue instaurada por la OMS en 1992, y hoy se celebra
en más de 120 países, como ya se ha dicho, del 1 al 7 de agosto, aniversario de
la Declaración
de Innocenti firmada por la OMS
y UNICEF en agosto de 1990, sobre la protección, fomento y apoyo a la lactancia
materna. Sin embargo dado que en Europa estas fechas están inmersas dentro de
un período eminentemente vacacional, la Semana Mundial de la Lactancia Materna
se celebra en Europa la semana 41 del año. Esta fecha tampoco es escogida al
azar, ya que sería la fecha en la que se iniciaría la lactancia en un
hipotético embarazo que se iniciase el 1 de enero… a principios de octubre.
He decidido abordar este tema por
dos razones: la primera, porque en este mes se ha celebrado; y segundo, porque
a pesar de todos estos actos conmemorativos, la información, el trabajo de
profesionales y asociaciones… sigue habiendo dudas en esta cuestión, algo que
debería ser tan obvio como natural.
Nos toca preguntar a las futuras
madres si van a dar lactancia materna o artificial a su hijo. La mayoría optan
por la opción de la lactancia materna (mayoría que aún podría ser mayor, valga
la redundancia), pero entre estas existen aún muchas dudas y mitos que muchas veces son el origen de los
problemas que acaban por producir un fracaso y abandono de la lactancia materna
y el paso a una artificial.
Los principales problemas que he
observado en este tiempo de residencia “tengo miedo a que no le llegue la
leche” “mi otro hijo se quedaba con hambre y tuve que dejarlo”… Muchas veces se
genera esta sensación, la madre despierta al bebé antes de que este demande una
nueva toma para darle de mamar, el bebé no tiene hambre todavía con lo cual no
succiona con vigor, debido a esto llega la siguiente toma y el bebé de nuevo no
hace una buena toma dado que le hemos “forzado” una toma intermedia… y en otros
casos se intercalan biberones “suplemento”.
Para atajar este problema
convendría que las madres tuviesen claras antes de empezar las premisas para
una lactancia materna satisfactoria. También deberían saber algo que es clave:
la succión del bebé estimula la producción de leche. Cuanto más succiona mas
leche se produce, y a la inversa.
La OMS recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los primeros 6 meses de vida. A los 6 meses deben introducirse alimentos sólidos
a modo de complemento de la lactancia materna durante 2 años o más. La
lactancia debe comenzar en la primera hora de vida ya que el inicio precoz
contribuye a un buen desarrollo de la lactancia materna. El amamantamiento debe
hacerse a demanda, siempre que el
niño lo pida (este concepto es clave) y deben evitarse biberones y chupetes.
Según numerosos estudios, no
existe una justificación para la imposición de horarios en la lactancia
materna, ni tampoco para imponer restricciones en la duración y frecuencia de
las tomas, esto es, debe hacerse A DEMANDA… ¿Por qué? Los neonatos a los que se
les permite autorregular la frecuencia y a duración de las tomas sin imposición
de horarios ni suplementos ganan peso más rápidamente y permanecen más tiempo
con lactancia materna que aquellos a los que se le han impuesto horarios o se
le han impuesto suplementos entre tomas.
Las madres suelen agobiarse los
primeros días porque el neonato lacta con menos frecuencia y la cantidad de
leche disponible es menor (aunque más que suficiente para cubrir sus
necesidades, no hay que agobiarse). La “subida de la leche” se produce a las
48h postparto, si en este periodo la madre tiene la sensación de que no le
llega el alimento al bebé, va a darle algún biberón intercalado, con lo que el
bebé queda “lleno” y va a lactar con menos frecuencia, con lo que la subida de
la leche tardará más en producirse.
La frecuencia de succión va
aumentando entre el 3º y 7º día. En cuanto a cual es esta frecuencia, en las
primeras semanas de vida puede oscilar entre cada 1 y 8 horas. A partir del
tercer día, esta frecuencia no suele ser menor de 6 tomas en 24 horas.
¿Deben imponerse tiempos para
cada mama? ¿Una mama para cada toma? Al inicio de una toma en una mama la
cantidad de leche es abundante y su aporte calórico bajo. Hacia el final de la
toma en esa misma mama, la cantidad de va reduciendo pero con un aporte
calórico mucho mayor. Si se impone un tiempo de succión para cada mama, podemos
correr el riesgo de limitarle al bebé la ingesta de la última leche que tiene
más energía. Además, puede haber un vaciado incompleto de la mama con sus
complicaciones. Lo mejor es dejar que el
bebé finalice la primera toma de forma espontánea, que eructe, y posteriormente
ofrecerle la otra mama. En la siguiente toma se debe empezar por la mama
con la que se finalizó la anterior, para favorecer el vaciado adecuado de la
misma. Es decir, cada toma se inicia con una mama diferente.
Habría mucho que contar de la
lactancia materna, las innumerables ventajas para la madre y el hijo… pero esto
puede dar para otro post. En este nos quedamos con estas premisas que suelen
ser las dudas que más se presentan al inicio de la lactancia a tenor de nuestra
corta experiencia.