Hoy por hoy ya sabemos
que son las mismas hormonas las que están implicadas en los diferentes momentos
de la sexualidad: durante las relaciones sexuales, el parto y la lactancia.
Son
las mismas.
Todas ellas se originan en el cerebro, a nivel del hipotálamo y de
la hipófisis: endorfinas, prolactina y oxitocina. Y es que el hecho de parir no
es muy distinto que el de tener un orgasmo por ejemplo.
Todas ellas facilitan la
simbiosis madre-hijo y promueven que el cuerpo de la madre esté disponible para
ello.
Conocemos el papel de las
hormonas como impulsoras del instinto maternal desde los años 70, pero parece
que aún no estamos promocionando bien ese primer contacto precoz a pesar de
todos sus beneficios.
Uno de los primeros
experimentos para demostrar que las hormonas despiertan el instinto maternal se
realizó inyectando a un macho de tórtolo una cienmilésima de gramo de dos
hormonas: progesterona y prolactina. Automáticamente el tórtolo se transformó
en una madre protectora de los huevos y los incubaba.
Así pasó también
inyectando oxitocina en el cerebro de ratas vírgenes, se transformaban en
madres cuidadoras de crías de otras hembras.
También se ha demostrado
que los procesos fisiológicos que tienen lugar durante la maternidad se suceden
con un mecanismo de autorregulación y si se interfiere en uno de ellos se
altera al siguiente. Sin embargo siempre es posible recuperar la fisiología
natural y esto es muy importante para que sepamos que aunque nos separen de
nuestro bebé al primer momento, ya sea por cesárea o por cualquier otro motivo
se puede recuperar la lactancia y el vínculo si siguen nuestros bebés en
contacto piel con piel cuerpo a cuerpo durante todo el tiempo que sea
necesario.
El vínculo entre madre y
criatura es el prototipo de todas formas de amor: la maternidad es un
enamoramiento, la forma más bonita de enamoramiento. Como dice la frase de: “El
parto es la única cita a ciegas donde sabes que vas a conocer al amor de tu
vida”. Y es que nunca más en vuestras vidas vais a segregar tanta oxitocina
como en ese momento. (Véase entrada Enero "Vengo con la oxitocina puesta")
Además de todas las hormonas
que actúan tanto en el parto como en nuestra vida sexual también relacionamos
los reflejos de eyección durante toda nuestra sexualidad, como por ejemplo: el
reflejo de eyección del esperma, el reflejo de eyección del feto y el reflejo
de eyección de la leche. Qué bonito que todo lo que empieza en reflejo de
eyección de un esperma acabe en un contacto piel con piel con la vida de
alguien, ¿verdad? Liberando endorfinas a más no poder y creando ese vínculo
madre-hijo…
Sin demorarme más vamos a
hablar entonces de las ENDORFINAS, ya que en la entrada anterior os hablé de la
oxitocina.
Me parece buena idea
poner a vuestra disposición esta información para que tengáis conocimiento
sobre cómo fluiría el parto si no actuáramos sobre él; es decir, si no hubiera
inducciones y/o epidurales por ejemplo, y si no nos quedara más remedio que
dejarnos lllevar por cómo se adapta nuestro cuerpo y nuestra mente al parto,
que es lo que os intento explicar a través de la actuación de las hormonas
segregadas durante el trabajo de parto.
Con esto no quiero decir
que sea una cosa mejor o peor que otra, ya que cada mujer TIENE que decidir
cómo quiere que sea su parto dentro de lo posible pero si que me gustaría
conseguir que al menos todas pudiéseis llegar al parto “controlando” vuestra
situación de miedo, dolor u otra sensación y saber qué es exactamente lo que
ocurre en vuestro cuerpo y…SÚPER IMPORTANTE: QUE OS DEJÉIS LLEVAR.
En palabras sencillas
podríamos decir que LAS ENDORFINAS son la epidural natural de nuestro cuerpo.
Son neurotransmisores
producidos en la hipófisis, y tienen propiedades farmacológicas semejantes a la
morfina. La beta-endorfina es la que produce el efecto de euforia. Los
receptores de las endorfinas se encuentran en la piel, en los riñones, en el páncreas,
en el corazón y en el cerebro. Actúan como neuromoduladores, es decir, actúan
sobre los impulsos nerviosos bloqueando el dolor en el parto. El masaje, los
deportes, el orgasmo, la música y, sobre todo, hacer con libertad todo lo que
se desea, produce la liberación de endorfinas.
Todas hemos visto a un
deportista en una carrera, esforzándose, aguantando hasta el final, gracias a
esas endorfinas que les permiten continuar aún más. A la parturienta durante
las contracciones también la vemos como un atleta en una carrera de fondo,
puedes apreciar su gesto de esfuerzo, de máxima concentración, de dolor, de
extenuación; pero al mismo tiempo ves su propia superación y entrega y el
triunfo de llegar a la meta por cumplir sus objetivos.
Durante la historia las
mujeres han tenido que sufrir por el dolor del parto y las endorfinas han sido
las responsables de ayudarnos a soportar el dolor y hasta después olvidarlo. Es
muy frecuente oír a las mujeres que han tenido un parto natural en el posparto
decir: “no fue para tanto”; “qué bonito”…Y ver a los maridos con caras de:
¿Perdón? ¿Estuvimos en la misma habitación o estoy soñando? Pues sí, los padres
no suelen tener ese cóctel de hormonas fluctúando.
Los mamíferos y los seres
humanos se protegen durante el parto liberando endorfinas para eliminar el
dolor. Transforman la sensación de esfuerzo
durante el trabajo del parto en placer, con más potencia que la morfina y no
tienen los efectos secundarios de ésta. La madre libera
endorfinas si no ha sido tratada con analgésicos. En un parto inducido
artificialmente se disminuyen los efectos de las endorfinas.
Las endorfinas
interactúan con la oxitocina y son el principal vehículo de liberación de la
prolactina, principal encargada de la lactancia.
Madre y criatura,
alcanzan el nivel más alto de endorfinas durante la primera hora inmediatamente
después del nacimiento del bebé, intercambian su
primera mirada, se reconocen embelesados creándose entre ambos fuertes lazos
afectivos. Cuando la madre amamanta a su bebé
los niveles de endorfinas llegan a su nivel máximo a los veinte minutos. El
bebé también recibe endorfinas de la madre a
través de la leche y le produce un estado de bienestar y placidez.
¿No es precioso todo esto?
¡¡¡DISFRUTAD DE VUESTRA CITA A CIEGAS EN EL PARTO!!!
Hasta la próxima chicas,
Mireia.